Las Herrerías
En medio de un mundo de subsistencia caracterizado por las actividades agrícolas y ganaderas, como el tradicional de Puebla de Guzmán, resurgió a finales del siglo XIX otro mundo paralelo, distinto, nuevo, demoledor, industrial, duro y Moderno. Fue, y es, Las Herrerías y su mina.
Las Herrerías se nutrió en gran parte de los hijos de agricultores y ganaderos de la zona, para convertirles en mineros, un trabajo de hombres fuertes, de salarios y horarios laborales, que marcaría una línea gruesa entre ambos mundos: el sujeto a los tiempos del Sol a Sol agrícola-ganadero, y el nuevo de las profundidades caracterizado por la hora industrial.
Durante la mayor parte del siglo XX, Las Herrerías fue minera a tiempo completo, con vida separada, autosuficiente y dependiente 100% de los propietarios de la mina. Sus cientos y cientos de trabajadores y sus familias conocieron sucesivamente el hacinamiento de los barracones (Los Cuartos) y la pobreza asociada a unos trabajos precarios y peligrosos, el aumento del confort en un nuevo poblado levantado a principios de los años 50, la decadencia y el abandono de los desesperanzadores años 80, y el acoplamiento definitivo a Puebla de Guzmán, de la que hoy es un barrio más.
Como barrio de Puebla de Guzmán, Las Herrerías cuenta hoy con los mismos servicios de los que disfrutan los puebleños, además de una plaza de abastos, centro sanitario y centro de servicios sociales. Pese al cierre de la escuela Primaria, pionera en Puebla de Guzmán, las actuales instalaciones dan cobijo ahora a un centro para disminuidos de la asociación Paz y Bien, que atiende a diario a jóvenes de la comarca.
A la citada crisis de los 80, que llevó a un abandono humano y material de Las Herrerías, sucedió un par de décadas más tarde un renacimiento de todo tipo que ha mejorado visiblemente la vida de los ya ex mineros y los nuevos vecinos.
Pequeña Historia minera
En el borde occidental de la Franja Pirítica onubense, a escasos cuatro kilómetros del núcleo urbano de Puebla de Guzmán, hacia el Oeste, la compañía inglesa The Bedel Metal & Chemical. Ltd. perforó hacia el año 1893 el subsuelo de Las Herrerías buscando ampliar el volumen de extracciones de su yacimiento pirítico de Cabezas del Pasto, también en el término de Puebla de Guzmán. Encontró el yacimiento llamado Guadiana. En 1899, la mina de Herrerías se encontraba en plena producción.
A finales del año 1912, la Bedel traspasó al gigante químico francés Saint Gobain la concesión de Las Herrerías. Con grandes intervalos de cese de producción, causados por la Primera Guerra Mundial, el Golpe de Estado que inició la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial, Saint Gobain la explotó bajo su filial Sociedad Minera del Guadiana hasta el año 1950, cuando por mandato judicial se extinguen los contratos de arrendamiento y subarrendamiento. La mina vuelve a manos de sus propietarios, la familia Sundheim, que, en el año 1951, funda, junto al Banco Urquijo y el Banco de Vizcaya, Minas de Herrerías SA.
La explotación de los yacimientos de Las Herrerías continuaría durante tres décadas más, hasta finales de los años 80, cuando la crisis minera en la comarca abocó al cierre definitivo de la mina.